El autismo es un síndrome en el que confluyen una serie de
síntomas asociados como estar ausentes del mundo que les rodea, dificultades a
la hora de comunicarse, hiperactividad y falta del filtro de control de
impulsos.
Estos síntomas les llevan a comportarse de un modo
característico que casi siempre choca con la sociedad.
Esta sociedad camina hacia el control de las conductas de las
personas, convencer a la gente de cómo deben comportarse, qué deben conseguir,
qué deben desear y mantenerse en una línea de lo que se considera
"normal". Hemos obtenido una
calidad de vida razonable, podemos pasar por dificultades aunque casi todos
tenemos un techo y unos recursos que garantizan la comida y el bienestar
físico.
Es precisamente por esto por lo que las enfermedades mentales
han aumentado en las últimas décadas de manera muy destacada.
En este marco aparece el autismo, un síndrome que pasó de ser
algo "raro", poco común, a aumentar de manera exagerada. De este
modo, cuando antes mencionabas la palabra autismo casi nadie sabía lo que era.
Ahora casi todo el mundo conoce a alguien que tiene autismo o algún amigo cuyo
hijo es autista.
Así que yo pregunto, ¿qué nos quiere decir el autismo?
El autismo supone rebelarse contra todas las normas, supone
una manera de pensar, sentir y expresarse tan interna, tan subjetiva que solo
ellos se entienden a sí mismos siendo incapaces de entender las emociones de
los demás.
Parece que no les importa nada, que no sienten, que no
entienden.
En realidad quienes no somos capaces de llegar a ellos somos
nosotros, ellos son la sinceridad plena y total. No mienten, no esconden, son y
hacen lo que son.
Su mensaje es claro, enseñar a la sociedad que vivimos un
mundo falso en gran parte. Que nos movemos según lo que nos dicen y nos
enseñan. Que no somos sinceros con los que nos rodean ni con nosotros mismos.
Que estamos atados a normas que a veces nos ahogan.
Por eso el autismo no es una enfermedad sino un intento de la
naturaleza de enseñarnos a ser fieles a nosotros mismos, a que dejemos de
esconder lo que somos y empecemos a mostrarlo.
La enfermedad mental no es cuestión de tolerancia sino de
comprensión y aceptación de las características individuales de las personas.
Podemos etiquetarlas en función de sus conductas pero eso no significa que
debamos considerar que alguien sea mejor o peor por ser de una manera
determinada.
Debemos abandonar esa hipocresía de decir, yo soy sensible a
la enfermedad mental, cuando en realidad estás pensando, sí, soy sensible pero
que no me toque a mí.
Aceptar a las personas
sin sobreprotegerlas, sin compadecerte de ellas, sin intentar normalizarlas o
hacerlas entrar en el rebaño de ovejas blancas.
El autismo nos enseña que debemos rebelarnos contra lo que
está establecido, que debemos ser honestos y sinceros. Es un gran mensaje para la
sociedad y una enseñanza para hacernos conscientes del camino hacia el que nos
dirigimos.
Y a nivel familiar el mensaje todavía es más potente. A mí me
enseña cada día algo nuevo. Me enseña que mostrarte como eres no solo no es
malo sino que supone salud. Me enseña sinceridad. Me enseña que rebelarse es
bueno muchas veces. Que quien te acepta debe hacerlo por cómo eres y no por lo
que aparentas ser. Me enseña lucha, esa terquedad por conseguir lo que
necesito. Me enseña la importancia de la comunicación, una comunicación que si
no expresa lo que hay en tu interior no sirve de nada.
La sabiduría del autismo debe compaginarse con la enseñanza
de ciertas normas necesarias para la convivencia pero siempre respetando la
propia esencia de la persona.
Gracias autismo, estoy aprendiendo contigo.
Rocío Testa Álvarez.
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