lunes, 16 de diciembre de 2019

El miedo a la enfermedad mental



El miedo es un mecanismo de supervivencia para advertirte y moverte a reaccionar ante una situación que puede provocarte daño físico. Así era en la antigüedad, ahora es útil en cuanto que nos protege de enfrentarnos a situaciones concretas aunque a veces el miedo persiste aún cuando el motivo no sea peligroso como por ejemplo las fobias.

¿Qué determina la cantidad de miedoº que debes tener? Tu mente,  tu cerebro en base a lo que ya has vivido.  Lo importante en el miedo y que ya mencioné cuando hablé de él hace unos programas está relacionado con que el miedo es algo que se siente hacia aquello que desconocemos. Y eso sucede con las enfermedades mentales, la gente tiene miedo porque no sabe y no sabe porque no quiere saber, por eso el miedo a la enfermedad mental nunca podrá desaparecer.

Por otro lado, el miedo es algo que nos hemos creído y que la sociedad alimenta, explota, se vale de él, del miedo y del miedo a la locura y a las enfermedades mentales. Así que es hora de gritar alto que ese es un miedo irracional y sin sentido un poco como el de las fobias. Es triste que alguien se esconda por necesitar ayuda psicológica.

Todos los seres humanos hemos pasado por momentos en los que hemos perdido el control y hemos hecho cosas de las que no nos sentimos orgullosos y no por ello la gente huye de nosotros.

En la enfermedad mental ocurre lo mismo, la persona tiene un momento cuyos síntomas o modos de sentir y actuar se corresponden con un diagnóstico,  a un problema que le ha hecho reaccionar de una manera determinada y que ahora con la ayuda de los profesionales puede controlar.

Si supiéramos lo iguales que somos dejaríamos de rechazar la enfermedad mental. Y es que como siempre digo la línea que divide la enfermedad de la salud mental es muy delgada, es un continuo en donde se pasa de vivir sin problemas a vivir con unos síntomas que nos impiden trabajar normalmente concentrarnos o ver las cosas de un modo adecuado, y reaccionamos en base a eso que vemos y creemos que es cierto.

Rocío Testa Álvarez.

lunes, 2 de diciembre de 2019

El mensaje del autismo




El autismo es un síndrome en el que confluyen una serie de síntomas asociados como estar ausentes del mundo que les rodea, dificultades a la hora de comunicarse, hiperactividad y falta del filtro de control de impulsos.
Estos síntomas les llevan a comportarse de un modo característico que casi siempre choca con la sociedad.
Esta sociedad camina hacia el control de las conductas de las personas, convencer a la gente de cómo deben comportarse, qué deben conseguir, qué deben desear y mantenerse en una línea de lo que se considera "normal".  Hemos obtenido una calidad de vida razonable, podemos pasar por dificultades aunque casi todos tenemos un techo y unos recursos que garantizan la comida y el bienestar físico.
Es precisamente por esto por lo que las enfermedades mentales han aumentado en las últimas décadas de manera muy destacada.
En este marco aparece el autismo, un síndrome que pasó de ser algo "raro", poco común, a aumentar de manera exagerada. De este modo, cuando antes mencionabas la palabra autismo casi nadie sabía lo que era. Ahora casi todo el mundo conoce a alguien que tiene autismo o algún amigo cuyo hijo es autista.
Así que yo pregunto, ¿qué nos quiere decir el autismo?
El autismo supone rebelarse contra todas las normas, supone una manera de pensar, sentir y expresarse tan interna, tan subjetiva que solo ellos se entienden a sí mismos siendo incapaces de entender las emociones de los demás.
Parece que no les importa nada, que no sienten, que no entienden.
En realidad quienes no somos capaces de llegar a ellos somos nosotros, ellos son la sinceridad plena y total. No mienten, no esconden, son y hacen lo que son.
Su mensaje es claro, enseñar a la sociedad que vivimos un mundo falso en gran parte. Que nos movemos según lo que nos dicen y nos enseñan. Que no somos sinceros con los que nos rodean ni con nosotros mismos. Que estamos atados a normas que a veces nos ahogan.
Por eso el autismo no es una enfermedad sino un intento de la naturaleza de enseñarnos a ser fieles a nosotros mismos, a que dejemos de esconder lo que somos y empecemos a mostrarlo.
La enfermedad mental no es cuestión de tolerancia sino de comprensión y aceptación de las características individuales de las personas. Podemos etiquetarlas en función de sus conductas pero eso no significa que debamos considerar que alguien sea mejor o peor por ser de una manera determinada.
Debemos abandonar esa hipocresía de decir, yo soy sensible a la enfermedad mental, cuando en realidad estás pensando, sí, soy sensible pero que no me toque a mí.
Aceptar a  las personas sin sobreprotegerlas, sin compadecerte de ellas, sin intentar normalizarlas o hacerlas entrar en el rebaño de ovejas blancas.
El autismo nos enseña que debemos rebelarnos contra lo que está establecido, que debemos ser honestos y sinceros. Es un gran mensaje para la sociedad y una enseñanza para hacernos conscientes del camino hacia el que nos dirigimos.
Y a nivel familiar el mensaje todavía es más potente. A mí me enseña cada día algo nuevo. Me enseña que mostrarte como eres no solo no es malo sino que supone salud. Me enseña sinceridad. Me enseña que rebelarse es bueno muchas veces. Que quien te acepta debe hacerlo por cómo eres y no por lo que aparentas ser. Me enseña lucha, esa terquedad por conseguir lo que necesito. Me enseña la importancia de la comunicación, una comunicación que si no expresa lo que hay en tu interior no sirve de nada.
La sabiduría del autismo debe compaginarse con la enseñanza de ciertas normas necesarias para la convivencia pero siempre respetando la propia esencia de la persona.
Gracias autismo, estoy aprendiendo contigo.
Rocío Testa Álvarez.

martes, 26 de noviembre de 2019

domingo, 17 de noviembre de 2019

El poder de la mente: la fibromialgia




Ya he hablado otras veces del poder de la mente, en este caso voy a hablar de la fibromialgia. En este espacio se habla de la enfermedad mental, pero, ¿en dónde podemos englobar la fibromialgia?
Una enfermedad en terreno en medio de nadie. Las pruebas físicas no muestran ningún daño y sin embargo quienes padecen este mal se sienten cada vez peor.
La fibromialgia consiste en un dolor que comienza casi siempre con un resfriado y, de hecho, los que la padecen dicen que creen que nunca llegaron a curarse de ese resfriado pero que, curiosamente, se origina tras algún hecho psicológico traumático para la persona. A partir de ahí, los dolores aumentan junto con el cansancio según va pasando el tiempo hasta el punto en el que se muestra totalmente incapacitante.
¿Cómo es posible que algo que no se ve provoque en el cuerpo un dolor tan fuerte?  ¿Cómo es posible que tu cerebro envíe esas señales de dolor cuando no hay nada aparente que lo justifique? Parece una enfermedad que no tiene sentido, encima los médicos se resisten a creerte porque nada respalda los síntomas que tú mencionas.
Pero todos los dolores en el cuerpo tienen una justificación, un por qué y un para qué.
¿Qué te quiere decir tu cuerpo para que se produzca este desarreglo?
Es curioso, debe ser así, que casi todas las personas que sufren este mal tienen unas características similares. La excesiva responsabilidad, el querer hacer todo, ayudar a todo el mundo, olvidando sus propias necesidades. Son personas que se sienten minusvaloradas en sus vidas, en lo que hacen. Y en ellas aparece el conflicto entre lo que necesitan y lo que dan. Un, no quiero pero debo.
La familia es el lugar donde más se producen estos abusos contra ti, porque se han acostumbrado a que tú lo hagas todo, nadie quiere cambiar esa actitud, todos están bien excepto tú. Y como tú no eres capaz de hacer nada al respecto, lo hace tu cerebro por ti, literalmente te incapacita para que detengas esa carrera en contra de ti mismo y tus necesidades.
El tratamiento farmacológico no es suficiente ni consigue paliar todos los síntomas. Entre ellos antidepresivos o relajantes musculares.
Al principio no entiendes qué te está pasando y te enfadas con todo y con todos. Nadie te entiende, te quieren convencer de que todo son imaginaciones tuyas y ello te llevará a sufrimiento y a sentirte impotente, puedes incluso aislarte, no quieres explicar otra vez lo mal que te sientes.
Muchas veces te quedas ahí y sigues padeciendo, rogando para que la enfermedad te permita pasar un día sin tanto dolor. Que alguien encuentre una solución para tu mal. Te deprimes por la salud que ya no tienes mientras los dolores aumentan y el cansancio te impide incluso levantarte de la cama.
Pero si superas esa etapa, si dejas que tu cerebro se exprese podrás intentar buscar una explicación, por qué, para qué te ha pasado esto.
Será en esta fase donde buscarás ayuda. Un médico no te ayudará, lo sabes. Debes buscar un psicólogo, alguien que te permita ver qué te quiere decir la enfermedad. No están llevando bien tu vida. No te estás cuidando. Necesitas reorganizar tus ideas y tus creencias, cambiar tu modo de pensar, dejar de luchar contra ti mismo.
¿Se cura la fibromialgia?
Sí, casi siempre. Ello depende de la actitud del propio paciente. Pero ese desarreglo bioquímico que se ha producido es necesario restablecerlo. Así que sí, te curarás cambiando tu modo de pensar, estableciendo unos límites psicológicos o incluso alejándote de las personas que te están incapacitando aunque sea de modo inconsciente.
El desarreglo bioquímico se relaciona con los iones de calcio, sodio, magnesio y potasio. La proporción y el equilibrio de estos iones son los que provocan los síntomas y su ajuste puede recuperar tu salud. Infórmate si padeces este mal pero no te olvides de que lo más importante es que reconozcas que tu cuerpo te ha dado una lección muy importante para que aprendas, no para que la tapes o luches contra él.
Sé feliz, te lo mereces.
Rocío Testa Álvarez.

No puedo evitarlo: los impulsos




Un impulso es la necesidad de realizar ciertas actos, se percibe como una imposibilidad a resistirse a evitar hacer ciertas actividades aunque incluso puedan resultar peligrosas para uno mismo o para los demás.
La impulsividad es un rasgo de la personalidad, no tiene por qué ser un problema pero, como siempre que nos referimos a la salud mental y a las enfermedades mentales, todo depende del grado de impulsividad y qué límites tienen esos impulsos.
Hay personas que se dejan llevar por sus impulsos de manera que llegan a tener muchos problemas con las personas que se relacionan. Cuando ese impulso te lleva a traspasar el límite de la persona con la que estás, hay un problema.
El propio impulso dirige tu vida, no puedes resistirte a él. Cuando pasa de un extremo donde es  imposible llevar  una vida normal aparecen diferentes trastornos, entre ellos, el trastorno explosivo intermitente (explosiones de comportamientos agresivos en donde la situación no lo justifica), cleptomanía, tricotilomanía, ludopatía, compras compulsivas...
Normalmente se presentan ideas constantes referidas al impulso, síntomas de nerviosismo y de excitación emocional ante la posibilidad de llevar a cabo el impulso. falta de concentración, obsesiones, compulsiones, depresión, ansiedad, poca autoestima, desapego emocional, temperamento irritable...
Es cuando cambias el no puedo por el necesito hacerlo.
Aunque se habla de posibles causas genéticas o de un cerebro fisiológicamente algo diferente que hace que el funcionamiento no sea el adecuado, está claro que las influencias ambientales junto con la personalidad de la persona que sufre una falta de control de impulsos es lo más importante a la hora de ayudar a estas personas.
Cuando se ha llegado al extremo de que las conductas mostradas son peligrosas tanto para la persona afectada como para los demás que le rodean puede ser útil algún fármaco que controle estos impulsos. Aunque es básico el tratamiento psicológico que va a depender de las características de la persona  y del tipo de impulso que no se controla.
Es básico enseñar el autocontrol, y eso es muy difícil. Se necesita motivación por parte de la persona, que reconozca que lo necesita, que debe hacer todo lo que esté en su mano para evitar estos brotes. Se necesita constancia y el apoyo no solo del profesional que lo esté tratando sino de la gente que está a su lado. Paciencia y esfuerzo es el cóctel básico que permitirá a la persona recuperar el control  de sus conductas y sus impulsos.
Como tantas veces se debe investigar en el origen de esa conducta, no es casual, está causada por experiencias traumáticas vividas en el pasado, en la infancia. Encontrar ese origen y sanarlo es la llave para que el problema se resuelva totalmente o se controle lo suficiente para recuperar una vida normal.
Ese encontrarse a sí mismo es el primer paso, dejar de luchar contra ti mismo, contra lo que eres, contra tus sentimientos, reconocer que tienes un problema y que quieres solucionarlo. Solucionarlo es la meta.
Entre el primer paso y la meta hay más pasos. Una cosa que todos debemos aceptar es que a veces sentimos dolor, es necesario, es la vida. No podemos controlar cuando nos va a venir ese dolor pero sí ser conscientes de que es transitorio. No dura para siempre. Podemos soportarlo.
Si consigues distraer a tu mente cuando estas situaciones de dolor surgen podrás superarlas mejor sin tener tanta ansiedad o tanta tristeza. Tu mente siempre se inventa historias dramáticas acerca de lo que estás viviendo o incluso anticipa situaciones desastrosas sobre el futuro o te lleva al pasado para que recuerdes escenas que te harán entrar en una situación de tristeza muy dolorosa.
Para distraerla acude a tus amigos, a tus familiares, a alguien de confianza que pueda sacarte de ese estado. O realizar cosas que te gusten mucho como pintar, escribir, dedicarte a cuidar plantas si tienes jardín...
El último paso es enfrentarte a la situación, eso es lo que más te va a costar, debes responsabilizarte de tus conductas, de los problemas que está causando tu forma de actuar.
Ver la meta, sentir cómo será tu vida si consigues controlar tus impulsos, te ayudará a luchar y hará que consigas una vida mucho más plena y feliz.
Tú te lo mereces.
Rocío Testa Álvarez.

martes, 12 de noviembre de 2019

¿Quieres o amas?




Es verdad, no son lo mismo. No es lo mismo arrancar la rosa que admirarla y cuidar el rosal para que esa flor siga exhibiendo su belleza. No es lo mismo querer acaparar esa hermosura solo para ti, que nadie más la vea, la admire, que nadie la toque... A amarla de tal modo que deseas que permanezca sana el mayor tiempo posible, te preocuparás de que no le falte agua y solo el hecho de arrancarla de su madre, el rosal, te provoca pena.
Lo primero es querer, lo segundo es amor. Tan parecidos aparentemente y tan diferentes en su esencia.
Si esto lo traemos al ser humano vemos que las personas, cuando hablamos de amor nos referimos más al aspecto posesivo que al altruista. Queremos para nosotros, queremos exclusividad, queremos ser los únicos para el otro, cuando decimos "te quiero" esperamos otro "te quiero" y si esto no sucede te molestas o incluso te enfadas acusando a tu pareja de que no te quiere... 
Este mal llamado amor va a entrar en crisis tarde o temprano. Como mínimo surgirán problemas de celos. Celos que se basan en el miedo a perder lo que tenemos
Para empezar deberías analizar qué te llevó hasta esa pareja, o a buscarla o a necesitarla.
Si estás convencido de que necesitas a otra persona para vivir y ser feliz ya te estás equivocando. Nadie necesita de nadie para ser feliz, lo de la media naranja deberíamos  dejarlo para las novelas y películas románticas.
Te aseguro que si buscas pareja porque no eres feliz solo, vas a sufrir mucho. Significa que aún no has llegado al punto de conciencia en el que reconoces que hay heridas emocionales dentro de ti y por eso prefieres poner en otra persona la posibilidad y responsabilidad de hallar esa  felicidad.
Estos traumas, estas heridas se han formado generalmente en la niñez. Si piensas, si analizas cómo te han tratado en tu infancia, te darás cuenta de lo que en realidad estás buscando en la otra persona.
Esto lo trataba el psicoanálisis  y lo definía como el complejo de Edipo y de Electra.
¿Buscas protección?, por qué crees que no eres suficiente para protegerte a ti mismo
¿Buscas cariño?, por qué crees que no eres capaz de darte a ti mismo todo el cariño que te mereces.
¿Te han enseñado que el cariño no debe demostrarse?, ¿que el cariño solo puede conseguirse mediante el miedo?
No busques pareja, no te limites en tus necesidades. Desarrolla todo el potencial que tienes y cuando seas capaz de darte todo lo que te mereces, entonces sí, entonces busca esa persona que te acompañe, que te aporte, que haga que la relación sume. Y es que, como dice Enric Corbera, si una relación no suma, resta.
Olvídate de querer, no arranques la rosa, cuida el rosal para que no solo esa rosa que te gusta se mantenga bella  sino para que salgan más flores igual de hermosas que esa que te ha llamado la atención.
Amar es gratificante en sí mismo. No solo se ama a la pareja sino a todas las personas. No necesitas que te respondan del mismo modo aunque sí sucederá así porque es inevitable..
Amar no es dejarse manipular, engañar o que hagan contigo lo que deseen. Amar es saber quererse lo suficiente como para no permitir que sobrepasen tus límites, tu amor propio, tu espacio.
Amar es saber que lo que das es tan grande que no necesitas que te lo devuelvan porque ya te aporta una felicidad inmensa.
Este tipo de amor es la base que debe tener una relación verdadera de pareja.
Aprende a amar, aprende a no querer. Amar no es necesitar sino desear estar al lado de otra persona por lo que le aporta.
Gracias.
Rocío Testa Álvarez

lunes, 11 de noviembre de 2019

¿TÚ ME QUIERES?


¿TÚ ME QUIERES?

El ser humano no es como las demás especies animales. En nosotros, el sentido del amor hacia otra persona nos lleva a formar parejas, me da igual el tipo de pareja que sea. Cuando hablo de pareja hablo de dos personas que tienen un sentimiento muy profundo que les lleva a convivir y compartir sus vidas.
Cuando eso sucede decimos que esas personas están enamoradas, se quieren, comparten gustos musicales, literarios, hobbies, formas de pasar el tiempo libre... Eso es amor, ¿verdad? Tal vez sí, tal vez no.
Depender de los demás sabemos que no es bueno ¿Por qué se juntan dos personas? ¿qué les lleva a desear estar siempre juntas, a formar un proyecto de vida?
Empecemos por el principio, el sentimiento del amor, ¿es algo innato o lo aprendemos con la experiencia?
Nacemos con la capacidad de amar pero si no hay nadie que nos enseñe que existe y cómo se hace, no seremos capaces. Parece imposible.... pero así es, hay mucha gente que no sabe amar, nadie le ha enseñado. No lo sabe y, lo peor, es que tampoco es capaz de valorarse a sí mismo.
Esas personas se las ve venir de lejos, tan pronto las escuchas hablar te das cuenta de su gran hándicap del que, seguro, no será consciente. Son esas personas que se muestran "expertas" en todo. Parece que son perfectos, no tienen defectos, esas personas que se creen superiores a todos los demás aunque no lo digan o incluso lo nieguen...
No saber amar es un defecto que le llevará a la persona a sufrir toda su vida o hasta que aprenda. Lo mostrará intentando hacer daño a los demás, esa será su defensa, su estrategia para defenderse del pobre concepto que tienen de sí mismos.
Son éstos los candidatos perfectos para padecer ansiedad, especialmente estrés. Su excesiva necesidad de estar siempre por encima hará que su cuerpo les envíe el mensaje de que no lo están haciendo bien en un intento porque tomen conciencia de su verdadera situación.
Estas personas pueden tener pareja, de hecho, necesitan tener pareja, tener a alguien que se sienta inferior a ellos, que les vea como una persona excepcional y con unas cualidades increíbles. Esa pareja lo dará todo por ellos, intentará ser la persona que ellos creen que debe ser aunque jamás lo conseguirá, no existe ese ser tan perfecto igual que ellos tampoco lo son, tienen defectos...
Como no saben amar la pareja que está con ellos sentirá una frustración cada vez mayor. Si duran lo suficiente, y hay casos en los que esto sucede, nos encontramos con una familia dañada en donde él, a pesar de su resistencia, deberá ceder y buscar ayuda para sus cada vez más frecuentes ataques de pánico. Mientras que su mujer o su pareja acudirá al médico con un estado de ánimo por los suelos y una depresión que puede llegar a ser grave.
Claro que lo normal es que sí seas un bebé querido y por lo tanto seas una persona que sabe lo que es el amor. Tal vez tu problema sea que no seas capaz de quererte a ti mismo porque siempre te han enseñado que tus sentimientos no importan, solo los de los demás y esa oración que hemos repetido miles de niños y adultos españoles durante la misa de los domingos, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.... y, la oración del catecismo de "amarás a tu prójimo como a ti mismo"...
En verdad, la religión mal entendida y mal explicada puede causar mucho daño. No me voy a meter en este tema porque sino se extendería demasiado el tema.
Entre estos dos tipos de amar incorrectamente hay muchas variantes, cada uno deber buscar y hacer consciente cómo se percibe a sí mismo, cómo percibe a los demás.
Ante todo debe seguir en su vida dos reglas básicas que todos tendríamos que tener grabado a fuego dentro de nosotros: Para vivir solo haz dos cosas: no hagas daño a quien tienes a tu lado, y no te hagas daño a ti mismo. Es sencillo, es el mejor consejo que nadie te puede dar porque, piensa, si te tratas bien, si te valoras, si siempre haces cosas que te benefician, ¿no serás acaso feliz?
Y; más aún, si ayudas a quien tienes a tu lado, si le cuidas como te cuidarías a ti mismo, si haces lo que sea necesario para no perjudicar a nadie.... ¿No serías feliz?
Sencillo, complicado.
Y aún me queda un aspecto en el tintero con esto de querer, pero lo tocaré solo como introducción a otro tema porque lo requiere. Se trata de la diferencia entre querer y amar....

Rocío Testa Álvarez.

lunes, 4 de noviembre de 2019

EL MIEDO



Uno de los sentimientos más poderosos es el miedo. El miedo te puede paralizar o te puede llevar a hacer conductas de las que más tarde te vas a arrepentir.
Sin embargo, el miedo no tiene ningún poder si no piensas en las situaciones. El miedo solo es una percepción subjetiva ante un hecho. Es una barrera de humo que parece opaca y sólida cuando en realidad solo es humo que se disipa y deja ver lo que tienes delante claramente.
Solo cuando la traspasas es cuando percibes que todo estaba en tu mente. Tienes más miedo antes de enfrentarte a eso que tanto te asusta que cuando estás dentro de la situación misma.
Cuanto más te escondes, cuanto más huyes, más miedo tienes, más temor a hacer nada, te siente más inseguro y realmente crees que no serás capaz de superar el hecho en sí.
Eso es tu mente que te engaña, es tu mente cuyo instinto de supervivencia intenta protegerte para que no sufras, para que no te hagas daño y, curiosamente, cuanto más intenta protegerte, más va a perjudicarte.
Lo fundamental de todo esto es ser conscientes de que darle vueltas a algo que tenemos que hacer, que decir no nos va a ayudar.
Una cosa es pensar en un plan para llevar a cabo ciertas acciones o estudiar aquello que debemos decir y otra muy distinta es imaginarnos cómo nos saldrá. Por lo general tu mente lo imaginará de modo negativo. Puestos a elegir, elige que todo sale bien. Eso te ayudará y evitará que tu mente siga con sus historias desastrosas.
Recuerda siempre que tú diriges tu vida, tú decides a qué enfrentarte y de qué modo. Cuanto menos te dejes influir por tu pasado, por tus creencias, menos temor tendrás. Si te convences de que vas a sufrir, sufrirás. Esto es así para prácticamente todo lo que nos sucede en la vida.
El miedo es positivo cuando saca lo mejor de nosotros pero es negativo cuando adelantamos posibles resultados antes de que sucedan.
En el caso de la salud y de la salud mental esto también es fundamental. Muchas veces tememos reconocer que no estamos bien, que tenemos problemas, que necesitamos ayuda. Tenemos miedo a lo que sucederá, a lo que nos pasará, a que nuestra zona de confort se vea amenazada cuando la realidad es que precisamente esa zona de confort es la que ha provocado la enfermedad.
Tienes miedo de perder el control de ti mismo, de lo que sucederá, de que todo se te escape de las manos.
Con esta actitud lo que consigues es que todo empeore hasta que, finalmente, estalla. Cuando ya el volcán ha estallado te das cuenta de que no era para tanto. Todo se arregla al fin y al cabo.
Si estabas enfermo, te curarás o recuperarás una estabilidad gracias a la medicación. Si has hecho algo que creías que nadie iba a admitir, resulta que te sientes comprendido... Todo tiene una mejor solución que la que nuestra mente se había imaginado y has sufrido inútilmente durante un valioso  tiempo que podías haber disfrutado de manera positiva.
No permitas que el miedo nunca te impida hacer o decir algo que te ayude. No dejes de hacer nada solo porque tu mente se imagina un resultado desastroso. Arrepiéntete solo de lo que no hagas.
El miedo solo es una barrera de humo que tus ojos se imaginan que es sólida cuando solo es vapor inofensivo.
Rocío Testa Álvarez

viernes, 25 de octubre de 2019

Gracias enfermedad




¿Por qué agradecer la enfermedad? La enfermedad es tu mente hablando contigo, enviándote un mensaje de la única manera que puede.
Cuando alguna enfermedad se adueña de nosotros creemos que es algo que debemos erradicar cuanto antes, no nos paramos a pensar por qué ha aparecido o que tal vez debamos cambiar nuestro modo de pensar o de actuar. Intentamos curarnos y ya está, pero la enfermedad es un mensaje que si no escuchamos, sí, sanaremos los síntomas físicos aunque no habremos descubierto ese aviso que la mente tenía para nosotros.
La enfermedad física o mental está diciéndote algo, siempre, y de ti depende que busques su información o la niegues. Si la niegas y solo quieres resolver el malestar que te provoca, probablemente curarás los síntomas pero tu mente buscará otro mal para que captes que no estás haciendo bien las cosas.
¿Cómo descubrir lo que no haces bien? No es tan difícil y a la vez sí lo es. Solo debes pensar en la utilidad de cada órgano, de cada sentimiento, de cada reacción ante las circunstancias que se te presentan, detectar el por qué tienes esa enfermedad en concreto.
¿Cuál es tu mal?
Si tu problema de salud tiene que ver con el estómago piensa qué situaciones, qué problemas no puedes digerir.
La enfermedad nació para hacerte crecer, para enseñarte algo que debes aprender de ti mismo.
Si tienes depresión significa que estás pensando y viviendo en el pasado. No puedes aceptar tu situación presente porque algo hay en el pasado que no has superado y buscas quedarte estancado para no enfrentarte a tus miedos, a esa herida que se abrió y tu mente cree que no puedes superar.
Tu cerebro es tan perfecto que es capaz de crear tus síntomas y seguir con el funcionamiento de los demás órganos. Tu mente, formada por tus creencias tiene su propio razonamiento en base a tus experiencias y a lo que has escuchado a lo largo de los años.
Ese cerebro es tan perfecto que cambiará su modo de regular tu cuerpo para que te des cuenta de lo que está mal en ti. Y esas creencias te impedirán verlo, tu miedo te impedirá verlo porque es doloroso y la mente querrá protegerte para que no sufras y lo que acaba sucediendo es que sufrirás más.
No luches contra lo que eres, contra lo que sientes, esa es la base de la salud.
La enfermedad no es lo normal, lo normal es la salud.
Tenemos que profundizar en nosotros mismos, reconocer nuestras debilidades, nuestros traumas del pasado. Debemos ser valientes para querer ver lo que tenemos que aprender, para enfrentar el miedo y curar las heridas que causan el mal psicológico o físico.
Luchar contra ti mismo, negar tus sentimientos solo te llevará a sufrir mientras que conocerte y estudiarte hará que tengas una vida más plena, que las enfermedades apenas te ataquen y que seas más feliz.
Por eso, cuando tengas algún problema de salud, dale las gracias y analiza qué te está queriendo decir tu cuerpo.
Reconocer esto no es fácil pero negarlo te llevará a padecer multitud de enfermedades cuya curación química solo conseguirá cambiar el nombre y el diagnóstico.
Todo está en ti, descubre quién eres, busca dentro de ti esas situaciones difíciles por las que has pasado, que olvidaste y enterraste para evitar sufrir, revívelas y sánalas. Solo así podrás superarlas y dejarlas ir. El pasado está dentro de nosotros solo para que crezcamos no para seguir repitiendo una y otra vez los mismos traumas. Porque lo que niegas vuelve, lo que superas, hace que te desarrolles.
Gracias.
Rocío Testa Álvarez.

Rocio Testa Alvarez Psicologa Alemana

Muchas gracias por vuestras aportaciones. Asemfa Cordoba.

lunes, 21 de octubre de 2019

Tema: Respira

Buenos días, quiero tratar el tema del estrés.

Vivimos en una sociedad acelerada. Desde que somos niños se nos impulsa a correr, aprender lo más rápido posible, saber más y más deprisa, dormir poco y no cuidarnos nada.
Ese ritmo es antinatural y cuando tu cuerpo se empieza a quejar piensas que es porque te has hecho viejo. Es ese momento en el que comienzas a tomar un montón de pastillas y éstas, a su vez, harán que tengas más achaques. Resulta que lo que te soluciona un dolor te provoca algún tipo de efecto secundario no deseado. Tu organismo de descompensa y el equilibrio que era natural queda roto.
Para tu ansiedad tomas un ansiolítico, uno de los medicamentos más "de moda", uno de los más vendidos y del que casi todo el mundo tiene conocimiento y te dirán: sí, yo lo conozco, no pasa nada por tomarlo... Pero el ansiolítico solo no te suele llegar y por ello el médico te recetará la tríada de medicamentos que buscan que seas feliz o estés dormido, según lo mires.
Estoy hablando de la mezcla de ansiolítico, antidepresivo y somnífero. Los tres forman el cóctel que te garantiza que volverás a poder disfrutar un poco de la vida... Te sientes viejo con 40-50 años, sin metas, sin objetivos, sin... "vida".
Anestesiarás la ansiedad por situaciones que te mantendrán dormido, tendrás más ganas de disfrutar gracias a la química del antidepresivo y dormirás como un niño gracias al somnífero que anestesia tu mente para que no le de vueltas a las mismas conductas, palabras, situaciones, sentimientos....
Y pensarás, menos mal que existen medicamentos, no sé cómo alguien puede vivir sin ellos. Eres muy dependiente de tu tratamiento y cualquier idea de cambiarlo te pone en alerta y provoca un enorme rechazo.
Ahora, al menos, sonríes de ver en cuando. Ahora puedes estar sentado sin que la angustia te domine. Ahora puedes dormir.... Ahora sobrevives, mal-vives, has dado por perdida la oportunidad de luchar por lo que eres y te mereces. Has dado por perdida la batalla y te dejas engullir por el 97 por cien de las personas que forman esta sociedad.
El cuerpo, en su sabiduría, a pesar de todo ese maltrato y malestar que le estás generando sigue empeñado en demostrarte que no vas por el buen camino. Te sube la presión arterial y la grasa se acumula en tus venas formando pequeños atascos que de momento no son importantes. Ambos síntomas podrán provocarte muchos problemas en el futuro, tu corazón dejará de luchar y se rendirá al fin.
Se rendirá para darte la razón. Creías que no había felicidad, que no había mejor vida, que solo había que mal-vivir y dejar pasar el tiempo.... Lo hará para dejar de latir.
Da igual que se trate de ansiedad, depresión, insomnio, estrés, algún achaque físico...
A estas enfermedades yo le llamo enfermedades artificiales, porque están provocadas por nuestra propia terquedad en querer seguir un rebaño de ovejas blancas que piensan todas igual y se dirigen al matadero por orden de un ser superior que las lleva sin gran trabajo porque ya les está enseñando desde bebés cómo deben pensar, actuar y sentir. Enseñándoles sin que se den cuenta con programas basura, con anuncios, con creencias rancias que, aún estando obsoletas, nadie se atreve a cuestionar.
Reconócelo, la enfermedad, este tipo de enfermedades aún mucho más, no son lo normal. Lo normal es la salud.
De ahí el título del tema, respira. Detén esta carrera de fondo sin sentido, deja de pensar como todo el mundo, deja de aceptar lo que todo el mundo acepta sin cuestionar.
Párate a pensar quién eres, a dónde quieres llegar, qué vida quieres vivir... Hazte las preguntas para las que el sistema tiene ya las respuestas sin dejar que seas tú quien decida.
Respira. Si respiras te oxigenas, te sentirás más en paz, darás una señal al cerebro para que pueda relajarse un momento.
La técnica de la respiración es tan antigua como eficaz. Todos deberíamos aprender a utilizarla todos los días, cuando no tenemos ningún motivo en especial, solo afrontar nuestra situación tal vez. Y más en momentos de estrés, miedo, duda, ansiedad o tristeza. Respirar hondo te hará sentir mejor y te sacará de ese constante "rumiar" de ideas y sentimientos  negativos.
Y si, al tiempo que respiras consigues alejarte un poco de tu situación de estrés, viéndola como que no es a ti a quien está afectando, todo lo verás de un modo muy distinto y tendrás muchas más armas para solucionar ese problema.
Compruébalo y espero que te sea útil esta información.
Rocío Testa Álvarez.

Rocio Testa Alvarez Psicologa Alemana

Muchas gracias por vuestras aportaciones. Asemfa Cordoba.

sábado, 19 de octubre de 2019

¿Por qué lo haces? Tu lado oculto




¿Cuántas veces te has hecho esta pregunta? ¿Por qué a veces haces cosas de las que luego te arrepientes?
La verdad es que es curioso que muchas personas todavía no sepan que dentro de cada uno de nosotros se esconde ese lado oculto, ese lado del que apenas sabemos nada, ese yo desconocido que nos impulsa a hacer sin saber por qué.
Nuestro cerebro es una máquina perfecta, es el gran encargado de conseguir que todos los órganos de nuestro cuerpo funcionen en comunión para que todo permanezca en equilibrio. Cada uno con su labor, todos con el único objetivo de que estemos bien.
Nuestro cerebro además se encarga de analizar lo que vemos, buscar conocimientos cuando los necesitamos y es capaz de actuar con diligencia ante las situaciones que se nos presentan... ¿Cómo lo hace?
El cerebro además, analiza y busca dentro de nuestros recuerdos del pasado comparando el momento presente con situaciones similares que nos sucedieron. Todo para utilizar menos energía y para poder responder de la manera más rápida.
De todo este trabajo nosotros no somos conscientes, el cerebro lo hace, nosotros actuamos, ya está. Por eso es tan importante familiarizarse con ese lado de nosotros que desconocemos. Ese lugar llamado Inconsciente y que supone nada más y nada menos que nuestro 95 por cien del total de la mente.
Te estarás preguntando qué es exactamente ese Inconsciente, ¿de qué está formado?, ¿cómo puede decidir lo que hago?
En el inconsciente se encuentran los dos programas en base a los cuales actúas cada día, lo creas o no. No se trata de si crees o no, es algo comprobado desde hace muchos años y es el objetivo de la psicología. Conocerlo, descubrirlo en cada persona para poder cambiar aquello que se instaló en él de manera errónea.
El primer programa es innato, es tu esencia, ahí radica el fruto que debes ofrecer al mundo. Igual que un manzano está destinado a ofrecer manzanas, tú tienes dentro un programa que está destinado a aportar algo a esta sociedad, es algo que solo tú puedes dar porque no hay nadie como tú y no hay ninguna semilla que sea como la tuya. Por eso es tan importante conocerla.
Esa semilla es esa capacidad que solo tú tienes, ese don con el que has nacido y que debe desarrollarse para que aportes al mundo algo nuevo y productivo. Todos debemos aportar algo porque en la naturaleza nada surge por casualidad y no habrías nacido si no lo tuvieses. Así de simple. No es orgullo, no es vanidad, es lo que debe ser.
Es esa actividad que estarías haciendo sin descanso, esa que hace que te pase el tiempo sin que te des cuenta, eso que te asombra cuando lo has terminado y que te hace sentirte pleno y satisfecho.
Pero ese programa muchas veces se ve truncado a causa de que otro programa se instala con muchas instrucciones incorrectas fruto del lugar y las circunstancias en donde has nacido. Es la educación que has recibido de niño, el cómo te han tratado, la familia en la que has nacido, las circunstancias económicas, tus experiencias. Todo ello creó en tu interior un programa formado por creencias y valores que no cuestionas, que das por hecho.
Esas circunstancias casi siempre suponen un obstáculo para que germine la semilla que llevas dentro. Tu mente te va a llevar a querer controlar tu presente y que te arriesgues lo mínimo posible. Es el instinto de supervivencia. Lo que sucede es que esa zona de confort en la que te atrapa la mente no es tu esencia, no es lo que has venido a hacer a este mundo.
Así tenemos la guerra entre lo que debes ser y lo que eres. La comodidad de tener lo que todos tienen, una casa, un trabajo estable y una familia. O la incomodidad que te llevará a la felicidad y que supone necesariamente que te descubras, que reconozcas los daños que has podido sufrir de niño, heridas mal curadas que te están impidiendo dirigirte a tu desarrollo personal. Es conocer tus virtudes, esas capacidades que debes explotar y que exigen que te esfuerces, que aprendas a ser el mejor en ellas y que seas valiente para intentar exhibir y exponerte al mundo, a la sociedad. Supone levantarte aunque te pisen, aunque no te escuchen al principio, aunque fracases.
Lo cierto es que el fracaso no existe, solo existe el "hacer" o el "no hacer". El fracaso supone aprendizaje y conocimiento, supone experiencia para no cometer los mismos errores. Son pasos hacia delante que te llevarán a tu destino.
Pero, como siempre digo, podemos elegir el programa que ganará en nuestras vidas. El programa con el que has nacido, tu esencia. O el programa que los demás han instalado en ti, la educación que has recibido, las experiencias o las personas con las que te has encontrado en tu vida.
Elige: la felicidad de ser quien debes ser o la infelicidad con momentos furtivos y escasos de felicidad momentánea. Es tu decisión, cada uno es responsable de su vida, de lo que tiene y de lo que carece.
Gracias a todos.
Rocío Testa Álvarez

lunes, 14 de octubre de 2019

EL SÍNDROME POSTVACACIONAL: ¿NECESITAS LAS VACACIONES? NAL: ¿NECESITAS LAS VACACIONES?




El síndrome postvacacional no es una patología como tal, sino un «trastorno adaptativo». La persona que lo sufre tiene una sintomatología similar al estrés cuando, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, no se ve capaz de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a su vida laboral.
El síndrome postvacacional produce una sensación de tristeza, apatía, falta de energía o motivación
Las personas más propensas a sufrir el síndrome postvacacional son aquellas que trabajan en un entorno desagradable, que no les gusta su trabajo, que se consideran poco valorados por sus superiores o tienen un mal jefe.
Sus síntomas pueden variar de tipología e intensidad según sea la persona, su entorno y sus responsabilidades u obligaciones, pero por lo general el síndrome postvacacional se caracteriza por un cuadro de características comunes al estrés y/o la ansiedad,
El síndrome postvacacional no suele durar más de 2 ó 3 de semanas.
Texto sacado de la Página Muy Saludable, por Tania Losada.

Sabiendo todo esto yo te pregunto, ¿realmente necesitas las vacaciones? De acuerdo, necesitamos descansar del trabajo... ¿Por qué necesitas descansar del trabajo que realizas? Porque lo consideras una obligación, una imposición, algo que debes hacer si quieres que te paguen.
Lo que yo te sugiero es que tal vez no estés donde deberías estar. Imagínate haciendo esa actividad que tanto te gusta pero que no haces por falta de tiempo. Imagina que estás disfrutando porque es algo que te ha gustado siempre, que pierdes incluso la noción del tiempo. Tanto te apasiona que estarías todo el día con ello, todo el tiempo libre que tuvieses... ¿Te lo imaginas?
No digas que no lo tienes porque todos llevamos dentro de nosotros algo que nos encanta hacer. No importa si te parece absurdo, solo imagina que vas a poder realizarlo.
Más aún, imagina que te van a pagar por crear eso que tanto te gusta... Sí, te van a pagar, incluso te ganarás la vida con eso porque como te gusta tanto eres bueno, eres el mejor y lo mejor siempre vende y obtiene beneficios.
Ahora te vuelvo a preguntar, ¿necesitas descansar de hacer eso que tanto te apasiona? ¿Es una carga? ¿Necesitas desconectar?
Parece que la duda asoma. Las vacaciones pueden ayudarte a disfrutar de un tiempo con tu familia, de un viaje... Pero no para huir. Si las utilizas para escapar de tu día a día. De un trabajo que no soportas. De una familia que no puede darte lo que necesitas... Si haces eso estarás muy contento el primer día de vacaciones y te sentirás muy desgraciado el último o los últimos.
Entrarás por la puerta de tu casa, tal vez algo se haya estropeado, estas cosas suelen pasar... El techo parecerá estar más bajo de lo normal y las paredes te aprisionan dentro de ese espacio que llamas hogar.
El malhumor, el saltar con un grito o con una respuesta exagerada cuando alguien te dice algo....
La pena y el encontronazo con lo que es lo que consideras tu realidad. No tienes ganas de hacer nada, no tienes motivación ni para ver una película.... Aunque la vida te exigirá que lo hagas.
Ahora toca decidir: ¿qué quieres para ti? ¿qué quieres que sea tu vida? ¿Pasar año tras año esperando ese mes de vacaciones que cada vez disfrutarás menos, mientras que el síndrome postvacacional será más importante? ¿O tal vez intentar luchar por conseguir ganarte la vida haciendo eso que tanto amas?
El destino lo eliges tú, decide.
Rocío Testa Álvarez.

sábado, 5 de octubre de 2019

mariela Presedo Acompañante Terapeutico Argentina

Muchas gracias por vuestras aportaciones. Asemfa Cordoba.

LA SALUD Y LA COHERENCIA



Hola amigo, hola amiga, ¿cómo te encuentras?
Quiero hablarte hoy de un tema muy importante. Cuando hablamos de problemas en el ser humano buscamos muchos motivos aunque muchas veces se nos olvida uno decisivo, se trata de la coherencia, la coherencia mente, cuerpo y alma ¿Qué es esto? Ahora te lo explico.
Todo en la naturaleza tiene un equilibrio. Tanto lo inerte, como el agua o la tierra, que tienen la función de alimentar a las plantas y demás seres vivos. Las plantas deben dar alimento a los animales y los animales herbívoros alimentar a los carnívoros. Sea el lugar en el que se encuentren ellos darán su fruto en función de su esencia, de lo que son, de su objetivo y lugar en el mundo. Un rosal nacerá y vivirá para ofrecer rosas y, si no puede hacerlo, sencillamente morirá.
En esta perfección aparece el ser humano. El único con capacidad para pensar en lo que quiere hacer, el único que puede decidir ser lo que desee, el único que puede decidir.
También cada uno de nosotros tiene un objetivo, unas capacidades y un motivo para estar en este mundo. Solo que nosotros podemos negarnos a realizar ese fin para el que hemos nacido. Entonces aparece la incoherencia, la renuncia a cumplir con lo que nos tocó al nacer. Y al renunciar a ello nos estamos condenando a nosotros mismos, estamos caminando hacia la enfermedad mental y física.
La coherencia mente, alma y cuerpo es hacer germinar la semilla que llevamos dentro, la que nos impulsa a ser abogados, psicólogos, electricistas, médicos, amas de casa, profesores.... Cada uno de nosotros tiene un enorme poder para realizar trabajos determinados. Si seguimos el camino que estaba preparado para nosotros seremos felices, así de sencillo.
Te preguntarás por qué eso no se cumple, por qué estamos cada vez más ansiosos, más deprimidos y cada vez surgen más enfermedades mentales y físicas. Ya sabes la respuesta, porque estás yendo en tu contra, en contra de lo que eres en esencia, no estás dejando que te desarrolles y cumplas con el plan que debías.
Y si ahora me preguntas cómo es eso posible te responderé que el ser humano es el único animal que es capaz de no ser coherente consigo mismo, de dejarse manipular por su entorno, por sus personas de referencia, por las circunstancias, por una sociedad en donde el mal consigue manipular al bien para hacerse más daño a sí mismo en una espiral cada vez mayor porque el mal jamás dará la felicidad. Podrá dar bienes materiales, poder sobre otros seres humanos pero inevitablemente te llevará a la destrucción.
Las personas no nos conocemos, no acabamos de encontrar esa semilla que permanece dormida e inerte sin poder germinar. Como no sabemos lo que debemos hacer, otros deciden por nosotros. Buscarás un trabajo estable, una zona de confort en la que refugiarte y que no te haga pensar mucho en ello. Negarás lo que llevas dentro porque luchar por ello da miedo, te obliga a enfrentarte contra el resto de personas que siguen inconscientes a sí mismas.
Y, cuando crees que lo tienes todo te das cuenta de que no tienes nada, estás vacío. Has ido en contra de ti mismo, en contra de tu alma, de lo que tenías que aportar a este mundo y te has negado a explotar.
Ahí empiezan los problemas mentales y físicos. Ciertas personas empezarán a sentir una ansiedad que cada vez les hace sentirse más limitados, más desgraciados. El insomnio aparecerá y no entenderás por qué te pasa eso ahora que deberías ser feliz.
Aparecerán las fobias, el miedo constante, la impotencia, el estrés y la depresión.
En cierto tipo de personas aparecerán distintos tipos de psicosis porque la vida es demasiado dura para aceptarla como es y necesitan evadirse, negar la realidad para crear la que mejor se adapte a lo que ellos creen necesitar.
Siempre queda el tipo de personas que se refugia en la crítica, criticar todo y a todos para sentirse algo mejor. Gente que necesita insultar, hacer daño y engañar.
Somos muchos seres humanos y cada uno reacciona de la mejor manera que cree más conveniente para sobrevivir.
Conclusión, somos seres humanos destinados a realizar algo que debe ayudar a mantener el equilibrio perfecto de la naturaleza, del mundo. Dar lo que tenemos exige que lo descubramos y esta sociedad tiene miedo de las personas que son fieles a sí mismas, se promueve que existe un orden, unos pocos deben llevar las riendas, ser ricos, famosos y poderosos. El resto debe pasar  por su vida sin pena ni gloria metido en una zona de confort creada para no pensar, para no descubrir su poderosa semilla. Y esto lleva a la destrucción del propio cuerpo a través de enfermedades físicas, y de la destrucción de la mente a través de las enfermedades mentales.
Debemos despertar, despertar la coherencia, permitir ser quienes somos, debemos ser fieles a nosotros mismos. Solo de este modo podremos pensar en tener felicidad, en tener la paz que otorga la coherencia entre espíritu, mente y cuerpo... ¿Te atreves a ser tú? ¿Te atreves a estar sano?
Rocío Testa Álvarez

domingo, 29 de septiembre de 2019

Psicótico o neurótico ¿Cuál eres tú? No te asustes, no es malo...




Hola, sí, aquí radica la cuestión, ¿qué tendencia tienes tú?, ¿hacia la psicosis o hacia la neurosis... ?
Las películas de terror han hecho mucho daño a la  gente que tiene un diagnóstico de enfermedad mental. No sé si lo sabes, pero la incidencia de criminalidad en la comunidad de enfermos mentales es tremendamente baja. Es más probable morir a manos de tu pareja que que te mate una persona con una enfermedad mental. Y me da igual que hables de psicosis o de neurosis.
Empecemos por el principio, ¿en qué se diferencian? Las neurosis son trastornos que impiden tener una vida normal, que causan sufrimiento e incluso puede constituir un riesgo para la vida de la persona. Aunque en estas patologías hay contacto con la realidad. Puede estar más o menos integrada, más o menos manipulada en función del problema mental. Sin embargo, ese contacto no desaparece.
En las psicosis eso no sucede y el paciente pierde el contacto con lo que es la realidad. Es entonces cuando se crean un mundo propio lleno de personajes ficticios o históricos en los que se reconocen. Pueden creerse personas muy importantes, siempre perseguidas precisamente por lo valiosos que son. La realidad en este caso desaparece, todo es un mundo inventado a la semejanza de la persona.
Aunque no me creas todos estamos en ese continuo, hacia un lado o hacia el otro ¿Nunca te han dicho eso de.... En qué mundo vives, no tienes ni idea? Eso te lo dicen porque creen que no estás siendo realista, que estás más en el lado psicótico. Uf, no me interpretes mal, no te quiero insultar. Precisamente lo que pretendo es que no insultes tú a la gente que tiene un trastorno. Lo que quiero hacer ver es que no somos diferentes, solo se trata de un continuo de intensidad en donde los problemas con los que se encuentra alguien "normal" con una tendencia a la neurosis no le provoca más que un pequeño "bajón" ciertos días porque algo no le va bien.
O en donde ciertas personas ciertos días parecen otros, como metidos en sí mismos, con un pésimo humor, dando órdenes y creyéndose los reyes del mundo y desconfiando de los actos de cualquiera que se le ponga enfrente.
¿A que ahora me entiendes un poco mejor? Ya dices, bueno, sí, conozco a gente así, tanto de uno de los polos como del otro. Ahora ya no te asusto. Ahora tal vez te atrevas a responder en qué lugar estás tú.
Es tan simple que todo el mundo lo rechaza. Este rechazo, este miedo proviene mucho de ese tipo de películas que he mencionado porque,  ¿quién no ha visto la serie "Mentes criminales"? Podemos seguir con muchos más ejemplos. Todo ello provoca que la enfermedad mental dé miedo. Y eso de estar a tratamiento psiquiátrico parece que te etiqueta como un loco que no sabe lo que hace.
No, no es así. Debemos empezar a poner las cosas en su sitio. Ni un psicótico, sea el tipo de patología que tenga, es un asesino por padecer ese tipo de trastorno. Ni un neurótico es un suicida, independientemente del diagnóstico que posea.
Todos podemos caer en uno de los dos polos en cualquier momento de nuestras vidas. Eso, amigo, depende de tu modo de ver la vida, de ver la realidad, de lo que te han dicho, te han enseñado, y de las experiencias que has vivido.
Sí, hay cierta predisposición genética pero a mí me resulta interesante y curioso que los perfiles psicológicos de las personas coincidan con sus correspondientes enfermedades, en este caso tanto mentales como físicas. Sí, en vez de clasificar a la gente por síntomas, tal vez deberíamos clasificarlas por su personalidad o por sus circunstancias. Realmente es algo a tener en cuenta. Personas lejanas en el tiempo, la distancia o la cultura....
Entendernos a nosotros mismos es entender a los que no son como nosotros. Entender a los demás implica respeto, intentar ponernos en su piel, ser "empáticos" y nunca dar nada por sentado porque mucho de lo que aprendemos lo hacemos sin ser conscientes y casi nunca son la realidad.
Ahora responde, ¿eres psicótico o neurótico?
Si te preguntas qué respondo yo, pues no lo sé exactamente porque tengo de ambos lados. Hubo una época en la que tenía dos personalidades totalmente diferentes. Luego me sentí reflejada en el que ahora se etiqueta como trastorno bipolar, euforia y depresión alternos. No lo sé. Sí tengo claro que soy capaz de ponerme en la piel tanto de unos como de otros y prueba de ello son mis novelas en donde, a través de historias, pretende enseñarle a la gente cómo son y cómo se comportan las personas con ciertas enfermedades mentales.
Para escribirlas debía meterme en su cuerpo y en su alma. Y no solo no me costó sino que me sentía orgullosa de ver esa capacidad para plasmar de modo sencillo una enfermedad tan complicada como el autismo o la esquizofrenia (y alguna más que tengo escrita pero no publicada).
Nunca reniegues de ti mismo, el conocimiento es sabiduría, la sabiduría es perfección, la perfección te lleva a la felicidad.

Rocío Testa Álvarez

lunes, 23 de septiembre de 2019

HACIA LA TERAPIA DEFINITIVA




Un tema que creo que es de interés para todo el mundo es el que está relacionado con las terapias, concretamente, quiero ceñirme a las terapias psicológicas.
La psicología ha querido reclamar su espacio como una rama de la salud con prestigio y con sólidas teorías para demostrar que tiene un papel importante en la sociedad y que pretende equipararse a la medicina. No voy a analizar esta cuestión.
Lo que sí quiero manifestar es que la psicología se ha querido definir tanto a nivel de teorías que se ha estancado precisamente en eso, en teorías psicológicas. Cuando una persona tiene un problema mental, no va a buscar a un psicólogo según su especialidad terapéutica, no vas porque es conductista, cognitivo o psicoanalista.
Tú acudes a un psicólogo para que te solucione tu problema.
La dificultad radica en que tanto se valora la corriente psicológica que se olvidan de algo. No existe una corriente única, perfecta, todas tienen puntos fuertes y puntos débiles.
Esto se traduce en que las personas no salen satisfechas en su mayoría de estas terapias porque no han visto los resultados que esperaban. Esta gente habla de ello con sus amigos, con sus familiares... y la fama de que los psicólogos no sirven para ayudar a las personas  se extiende como un virus.
Además de esto han aparecido en los últimos tiempos nomenclaturas de profesiones que nadie sabe muy bien en qué consisten o cuál es su base. Estoy hablando de los "couching en desarrollo personal", término inglés que significa entrenador en desarrollo personal, y, ¿no es esto competencia de la psicología? ¿Por qué ha sucedido esto?
Podemos sumarle la espiritualidad y demás términos que siempre han sido ámbito de la psicología pero que se han  desvirtuado o modificado, según queramos verlo.
¿Dónde queda la psicología?
Es lógico que las personas se agarren a estos comunicadores que tienen solución para todo. En parte, colegas de mi rama, es culpa nuestra. No hemos sabido adaptarnos a la sociedad en la que vivimos. La gente está cada vez más mal psicológicamente. Cada vez hay más entrenadores que sin apenas conocimientos de lo que es la verdadera psicología se prestan a hacer terapias, talleres, presentar todo tipo de consejos donde garantizan la felicidad.
A muchos enseguida se les ve venir y podrán tener éxito una pequeña temporada. Pero otros se convierten en auténticos líderes que aprenden más del tema y con su experiencia se hacen imprescindibles si hablamos del número de personas a las que han  conseguido ayudar.
Por eso digo que no les critico. Al contrario, suponen un tirón de orejas para nosotros, los que nos consideramos "expertos de la mente".
¿Cuál es nuestro problema?
Ya lo he dicho, la teoría. La gente no puede tratarse siguiendo una corriente terapéutica única y exclusivamente. No tenemos que demostrar que somos una ciencia y una ciencia que además es útil. Será útil según el porcentaje de éxito a la hora de ayudar a las personas. Nada más, nada menos. Del mismo modo que los médicos son útiles según lo perspicaces que sean para ver más allá de los síntomas del paciente. No solo son esos síntomas los que te llevan a un diagnóstico, está también la persona, el ambiente que le rodea, sus circunstancias... Es algo global, cada factor suma.
Debemos volver al origen.
Colegas, no os enfadéis conmigo, pero os digo que no existe terapia perfecta. Las terapias deben amoldarse a las personas a las que va dirigido y debe ser tan variada como variedad de pacientes existe.
La terapia definitiva es aquella que te lleva a encontrar el problema real de esa persona, su origen y el modo de llegar a la serenidad y la felicidad.
Para mí lo más importante que cualquier terapia debe conllevar obligatoriamente es saber escuchar y dejar hablar lo suficiente. Ser astutos para preguntar lo más importante en el momento oportuno, ser un gran observador y dejarte llevar por el instinto que todo buen psicólogo lleva  consigo.
¿Terapia perfecta? Claro, ¿cómo te llamas?, ¿cómo eres? Vale, tu terapia va a consistir en.... Así de simple.
Volvamos al origen. Somos psicólogos, estudiamos la mente, sabemos cómo ayudar a las personas. Es hora de demostrarlo.
Gente del mundo, tú que sufres, tú que tienes un problema, yo puedo ayudarte, puedo darte la  mejor terapia porque sé escuchar, sé hacer preguntas y soy observadora. Soy Rocío y soy Psicóloga Clínica, me gusta el estudio de la mente y me encanta ayudar a que seas feliz.
Gracias por confiar en mí.
Rocío Testa Álvarez.

jueves, 19 de septiembre de 2019

El perdón ¿Te hacen daño o se dañan a si mismos?


El perdón ¿Te hacen daño o se dañan a si mismos?

Hola, ¿qué tal te encuentras? Imagino un gran sí, pero si no, no te preocupes, la vida es como una gran montaña rusa, es obligado estar arriba, sentirte tremendamente feliz. Y al cabo de un tiempo encontrarte en la parte baja con la sensación de que será imposible volver  a llegar a lo más alto de nuevo.
Hay emociones que pueden hacerte caer a lo más hondo del pozo, todos somos conscientes de eso. Hay una en concreto que es muy complicada de manejar correctamente, provoca mucho rechazo en las personas y siempre nos sentimos heridos y atacados. Se trata del perdón.
¿Cuántas veces has dicho...? Sí, de verdad que yo he perdonado a esa persona a pesar de todo el daño que me ha hecho ¿Seguro? Lo dudo mucho. Hay muy pocas personas capaces de perdonar realmente.
El perdón forma parte de un capítulo del primer volumen de la trilogía escrita por mí de título ¿Quieres saber por qué lo has hecho?.
Ahora daré unas pinceladas a lo que realmente supone perdonar y por qué me atrevo a afirmar que probablemente no hayas perdonado a las personas que te han dañado en algún momento de tu vida.
El perdón hay que trabajarlo. Perdonar significa perdonar de corazón a la persona que te ha insultado, maltratado, robado, engañado... Sí, de corazón, que cuando recuerdes los hechos del pasado no tengas sentimientos de odio, rencor o rechazo. Eso ya no es tan sencillo, ¿no?
No estoy hablando de que tú te humilles ante esa persona, ni que le liberes de su responsabilidad. Te estoy hablando de liberarte de la carga que supone el odio y el rencor. Cuando tienes estos sentimientos tú sufres, tu cuerpo sufre. Tu organismo genera la hormona del estrés, el cortisol, que te prepara para el enfrentamiento o la huida. Son cambios físicos que nunca te ayudarán puesto que tu sentimiento es abstracto, no está sucediendo en ese momento, es pasado y, por tanto, ya no existe en el presente.
Te estás desgastando, estás literalmente perdiendo tiempo de vida por algo que ya no tiene solución.
¿Cuánto tiempo has perdido en tu vida o de tu  vida? ¿Cuánto más quieres perder?
Te preguntarás cómo se hace. Hay que traspasar el dolor que ese momento concreto te produjo. Traspasar es superar aceptando lo que sucedió, dándote permiso para llorar y gritar por los sentimientos que tenías dentro y no pudiste expresar. Es liberarte del cáncer que supone el odio.
Para perdonar no es necesario hablar con la otra persona porque no se trata de ella sino de ti. Te mereces estar en paz y mientras no superes ese dolor, jamás podrás alcanzarla.
Es liberador como solo la experiencia misma puede enseñártelo.
Puedes creerme o no, pero sí me gustaría que probaras. Perdona y serás libre. Odia y seguirás bajo el influjo de esa persona que te dañó.
Tu vida es importante, no malgastes tu tiempo con ese veneno que contamina tu mente y tu cuerpo.
No es fácil, lo entiendo, lo he vivido. No será cuestión de días o incluso deba pasar más tiempo pero si sigues buscando el modo de hacerlo lo lograrás. Es personal, es único como tú. Es constancia y seguridad en que el resultado te generará bienestar y vida.
Yo sé que tú puedes.
Rocío Testa Álvarez.

lunes, 16 de septiembre de 2019

¿Cuidas tu salud mental

¿CUIDAS TU SALUD MENTAL? ¿HABLAMOS DE ELLO?

Hola, soy Rocío Testa Álvarez, psicóloga, escritora desde que me enseñaron a  escribir, una incansable estudiosa de la mente y el comportamiento humano. Pero sobre todo y ante todo, soy madre, madre de dos niños. Una pequeña que tiene hoy 6 años y un chaval que cumplirá 19 años este mes de septiembre. Él es especial, lleva consigo un problema que está aumentando día a día sin que se sepa exactamente la verdadera causa de este mal. Mi hijo es autista profundo. No habla más que unas pocas palabras porque para él no es útil el lenguaje verbal, no le sirve para expresarse o para pedir lo que necesita, y por ello no se esfuerza más que lo imprescindible. Tiene dificultades añadidas resultado de un funcionamiento erróneo o diferente de su cerebro.
Las personas que, como yo, tenemos a alguien con problemas de este tipo o similares, vemos el mundo de una manera diferente. Nuestras prioridades con respecto a lo que es nuestra vida cambian.
Generalmente nos centramos en nuestro familiar dejando a veces de pensar en nosotros, nuestra obsesión es que esta persona, sangre de nuestra sangre, sea lo más feliz posible, que viva lo más integrado posible y no sufra rechazo ni le hagan daño.
Les creemos más vulnerables que los demás, les sobreprotegemos impidiendo en muchas ocasiones que pasen las etapas normales de sus vidas. Les salvamos un millón y un ciento más de tropezar con las piedras que se encuentran en su camino.
Los cuidadores no profesionales, básicamente la familia, generalmente no han estudiado para cuidar de estos seres tan especiales. A veces sí ocurre que, como en mi caso, parece que la vida me llevó a realizar la carrera con el objeto de atender y entender a mi hijo con autismo.
Muchas familias se encuentran de pronto con diagnósticos formados con palabras complicadas y técnicas que no entienden. Entonces aprenden qué significan, qué es lo que pasa a su familiar, cómo pueden ayudarles y, poco a poco, sin darse cuenta, dejan de vivir su vida para adaptase a la persona con el problema.
Es inconsciente, es progresivo, hasta llegar al punto en el que ya tienen un trabajo asignado para toda la vida: Familiar cuidador de una persona con enfermedad mental.
Los cuidadores aprenden de fármacos con nombres aún más extraños que el propio diagnóstico, los efectos que producen... y aprenden a callar, a silenciar sus sentimientos, su cansancio, su impotencia y a exagerar los pequeños logros que su hijo, su hermano o incluso su padre, consigue. Ese pequeño avance equivale a una matrícula de honor de cualquier estudiante. Suponen inyecciones de adrenalina que consiguen aliviar la carga emocional que supone el día a día.
La perfección vital radica en esa sonrisa, ese abrazo, esa felicidad momentánea del ser amado. Y eso precisamente se vuelve a veces en su contra cuando, hartos de la hipocresía que a veces muestra la sociedad, detectan cualquier pequeña injusticia que se comete en contra de los que son como los suyos o que poseen cualquier tipo de minusvalía.
Sólo es el ser humano luchando por la supervivencia, por la defensa de sí mismos y de su mundo.
Si tú eres cuidador, cuidadora, quiero decirte algo que tal vez nadie más te diga. Olvida lo que crees que es tu deber. Aprende la importancia del egoísmo, sé egoísta, lo necesitas. Aprende que tu bienestar ayudará a los tuyos mucho más que el sacrificio sin control. Aprende a delegar en los demás y, sobre todo, aprende a CONFIAR, confiar con mayúsculas.
Afortunadamente, los seres humanos somos seres sociales, vivimos en grupos, tenemos empatía, somos solidarios, tenemos inteligencia emocional, término tan de moda últimamente. Aunque haya ocasiones en las que estamos ciegos a ello porque permanecemos más centrados en detectar los juicios y prejuicios de algunos, que resultan ser ignorantes siempre.
La salud mental además no incluye solo a los trastornos psiquiátricos graves. La salud mental consiste en saber cuidarse, valorarse y amarse a uno mismo. Para salvar a alguien de morir ahogado primero debes saber nadar. Aprende a nadar con seguridad y podrás rescatar a la persona que se está ahogando. Primero Tú, ese debe ser el objetivo, ser tu principal empeño. Cuidarte y amarte para poder amar y cuidar.
No eres egoísta por cansarte, por deprimirte, por estar ansioso o estresado. Eres egoísta cuando no buscas ayuda y te lo tragas todo hasta que finalmente estallas y caes enfermo.
Mi mensaje no acaba en los cuidadores no profesionales, es decir la familia. Mi mensaje también va dirigido a ti que padeces una enfermedad mental. Tú sufres y sufres mucho. No solo por ti, también sufres por tu familia. Tú quieres más que nada en el mundo estar bien.
Pues para ti tengo un consejo que puedes seguir si te convence. No luches contra tus síntomas, no niegues lo que eres. La enfermedad está contigo y es parte de tu esencia.
Es importante aceptar lo que te sucede, hablar de lo que sientes y luchar contra los miedos que te llevan a esconderte y a negar lo que tienes.
No eres mala persona. Eres persona, única, especial y con muchos valores y potencialidades que solo podrás explotar si dejas que te ayuden, si te amas como la buena persona que eres.
Por último, tengo unas palabras para ti vecino, vecina, ciudadano de este mundo. Puede que tengas conocimiento o no de lo que es la enfermedad mental pero te voy a pedir una única cosa: no juzgues. Olvida los prejuicios y no tengas miedo a saber lo que son las enfermedades mentales.
La enfermedad mental no te hará daño si no la padeces. La enfermedad mental no es contagiosa. Saber de ella no te perjudicará sino que te enriquecerá de un modo que solo entenderás si abres la mente a formas de ser, de actuar y de pensar diferentes a lo que se considera normal.
Mi sueño es enseñarle a todas las personas lo que son las enfermedades mentales de manera sencilla y amena. Es un sueño, no una utopía. Solo hay que comenzar con la primera piedra, como con cualquier edificio. Sé que puedo conseguirlo porque tú me escucharás, leerás los libros que escribo con este objetivo porque sentirás curiosidad, confío en ello.
Ahora contesta, ¿cuidas tu salud mental?
Lo peor no es tener problemas sino no querer verlos. Tú eres lo más importante que posees.
Muchas gracias por leerme.

Rocío Testa Álvarez.