¿CUIDAS TU SALUD MENTAL?
¿HABLAMOS DE ELLO?
Hola, soy Rocío Testa Álvarez, psicóloga, escritora desde que
me enseñaron a escribir, una incansable
estudiosa de la mente y el comportamiento humano. Pero sobre todo y ante todo,
soy madre, madre de dos niños. Una pequeña que tiene hoy 6 años y un chaval que
cumplirá 19 años este mes de septiembre. Él es especial, lleva consigo un
problema que está aumentando día a día sin que se sepa exactamente la verdadera
causa de este mal. Mi hijo es autista profundo. No habla más que unas pocas
palabras porque para él no es útil el lenguaje verbal, no le sirve para
expresarse o para pedir lo que necesita, y por ello no se esfuerza más que lo
imprescindible. Tiene dificultades añadidas resultado de un funcionamiento
erróneo o diferente de su cerebro.
Las personas que, como yo, tenemos a alguien con problemas de
este tipo o similares, vemos el mundo de una manera diferente. Nuestras
prioridades con respecto a lo que es nuestra vida cambian.
Generalmente nos centramos en nuestro familiar dejando a
veces de pensar en nosotros, nuestra obsesión es que esta persona, sangre de
nuestra sangre, sea lo más feliz posible, que viva lo más integrado posible y
no sufra rechazo ni le hagan daño.
Les creemos más vulnerables que los demás, les sobreprotegemos
impidiendo en muchas ocasiones que pasen las etapas normales de sus vidas. Les
salvamos un millón y un ciento más de tropezar con las piedras que se
encuentran en su camino.
Los cuidadores no profesionales, básicamente la familia, generalmente
no han estudiado para cuidar de estos seres tan especiales. A veces sí ocurre
que, como en mi caso, parece que la vida me llevó a realizar la carrera con el
objeto de atender y entender a mi hijo con autismo.
Muchas familias se encuentran de pronto con diagnósticos
formados con palabras complicadas y técnicas que no entienden. Entonces
aprenden qué significan, qué es lo que pasa a su familiar, cómo pueden
ayudarles y, poco a poco, sin darse cuenta, dejan de vivir su vida para
adaptase a la persona con el problema.
Es inconsciente, es progresivo, hasta llegar al punto en el
que ya tienen un trabajo asignado para toda la vida: Familiar cuidador de una
persona con enfermedad mental.
Los cuidadores aprenden de fármacos con nombres aún más
extraños que el propio diagnóstico, los efectos que producen... y aprenden a
callar, a silenciar sus sentimientos, su cansancio, su impotencia y a exagerar
los pequeños logros que su hijo, su hermano o incluso su padre, consigue. Ese
pequeño avance equivale a una matrícula de honor de cualquier estudiante.
Suponen inyecciones de adrenalina que consiguen aliviar la carga emocional que
supone el día a día.
La perfección vital radica en esa sonrisa, ese abrazo, esa
felicidad momentánea del ser amado. Y eso precisamente se vuelve a veces en su
contra cuando, hartos de la hipocresía que a veces muestra la sociedad,
detectan cualquier pequeña injusticia que se comete en contra de los que son
como los suyos o que poseen cualquier tipo de minusvalía.
Sólo es el ser humano luchando por la supervivencia, por la
defensa de sí mismos y de su mundo.
Si tú eres cuidador, cuidadora, quiero decirte algo que tal
vez nadie más te diga. Olvida lo que crees que es tu deber. Aprende la
importancia del egoísmo, sé egoísta, lo necesitas. Aprende que tu bienestar
ayudará a los tuyos mucho más que el sacrificio sin control. Aprende a delegar
en los demás y, sobre todo, aprende a CONFIAR, confiar con mayúsculas.
Afortunadamente, los seres humanos somos seres sociales,
vivimos en grupos, tenemos empatía, somos solidarios, tenemos inteligencia
emocional, término tan de moda últimamente. Aunque haya ocasiones en las que estamos
ciegos a ello porque permanecemos más centrados en detectar los juicios y
prejuicios de algunos, que resultan ser ignorantes siempre.
La salud mental además no incluye solo a los trastornos
psiquiátricos graves. La salud mental consiste en saber cuidarse, valorarse y
amarse a uno mismo. Para salvar a alguien de morir ahogado primero debes saber
nadar. Aprende a nadar con seguridad y podrás rescatar a la persona que se está
ahogando. Primero Tú, ese debe ser el objetivo, ser tu principal empeño. Cuidarte
y amarte para poder amar y cuidar.
No eres egoísta por cansarte, por deprimirte, por estar
ansioso o estresado. Eres egoísta cuando no buscas ayuda y te lo tragas todo
hasta que finalmente estallas y caes enfermo.
Mi mensaje no acaba en los cuidadores no profesionales, es
decir la familia. Mi mensaje también va dirigido a ti que padeces una
enfermedad mental. Tú sufres y sufres mucho. No solo por ti, también sufres por
tu familia. Tú quieres más que nada en el mundo estar bien.
Pues para ti tengo un consejo que puedes seguir si te
convence. No luches contra tus síntomas, no niegues lo que eres. La enfermedad
está contigo y es parte de tu esencia.
Es importante aceptar lo que te sucede, hablar de lo que
sientes y luchar contra los miedos que te llevan a esconderte y a negar lo que
tienes.
No eres mala persona. Eres persona, única, especial y con
muchos valores y potencialidades que solo podrás explotar si dejas que te
ayuden, si te amas como la buena persona que eres.
Por último, tengo unas palabras para ti vecino, vecina,
ciudadano de este mundo. Puede que tengas conocimiento o no de lo que es la
enfermedad mental pero te voy a pedir una única cosa: no juzgues. Olvida los
prejuicios y no tengas miedo a saber lo que son las enfermedades mentales.
La enfermedad mental no te hará daño si no la padeces. La
enfermedad mental no es contagiosa. Saber de ella no te perjudicará sino que te
enriquecerá de un modo que solo entenderás si abres la mente a formas de ser,
de actuar y de pensar diferentes a lo que se considera normal.
Mi sueño es enseñarle a todas las personas lo que son las
enfermedades mentales de manera sencilla y amena. Es un sueño, no una utopía.
Solo hay que comenzar con la primera piedra, como con cualquier edificio. Sé
que puedo conseguirlo porque tú me escucharás, leerás los libros que escribo
con este objetivo porque sentirás curiosidad, confío en ello.
Ahora contesta, ¿cuidas tu salud mental?
Lo peor no es tener problemas sino no querer verlos. Tú eres
lo más importante que posees.
Muchas gracias por leerme.
Rocío Testa Álvarez.
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